¿Cómo el dispositivo contemporáneo regula al artista por medio de la tecnología, convirtiéndolo en un objeto de consumo?

¿Cómo el dispositivo contemporáneo regula al artista por medio de la tecnología, convirtiéndolo en un objeto de consumo?

El capitalismo, y sus estrategias de mercado, sumado al régimen escópico contemporáneo, nubla los limites y todo es convertido en consumo, donde el artista se desvincula de su autonomía, he interioridad, imposibilitando revolucionarse a sí mismo, ya que esto significaría superar al mismo dispositivo que lo contiene.
«Si nuestra vida está enferma – escribe Gauguin a Strindberg – también ha de estarlo nuestro arte; y sólo podemos devolverle la salud empezando de nuevo, como niños o como salvajes… vuestra civilización es vuestra enfermedad.» El escritor y sus Fantasmas”, III, p77.
Para poder enfrentar bien mi fundamento, es necesario aclarar la problemática del arte, y su desplazamiento con la aparición de la obra artística de Marcel Duchamp y muchos otros artistas que dedicaron sus obras a lo abyecto, a lo oculto, al residuo, transformando y disponiendo un régimen escopico, (formas de ver según la época, definido por Hernández-navarro) y derribando el concepto de arte, como hasta esos días se entendía.
Con el desplazamiento que provoca Duchamp, en el arte y me atrevería a decir de la visualidad en general, se pone en manifiesto la apertura de las compuertas de sus límites, donde este, se compone como una “revolución constante” a sí mismo, dónde ya no importa quién hace qué, si no más bien, cobra importancia el gesto de hacerlo. Con la aparición del arte abyecto, y la reflexión, del propio abandono puesto en la escena artística, se genera un gusto por la recepción de estos objetos, como la muerte, lo social, lo inmundo, temas que jamás habían podido contenerse en tanto al orden político ni a lo religioso, pero sí dará píe a encontrar su lugar en la manifestación pública del tratado de realidades, finalmente aceptada y celebrada, la escatología cómo espectáculo. El problema que surge a través de estas realidades de visión contemporáneas a la época, es la auto-denominación del acto artístico, cualquier cosa puede suceder en el nombre del arte, cómo también, ya no hace falta tener alguna habilidad intrínseca de técnicas artísticas, cualquier persona puede ser artista, problemática que provoca la ausencia de límites. Desarrollamos constantemente un orden y dotamos de sentido, a todo, pero cuando el arte es diluido por su propio exceso, y lo pulsional se convierte en la forma artística, nuestros límites como, sociedad civilizada decaen. En este sentido me gustaría dudar si la existencia de esto, genera un cambio en la mirada de la sociedad o es la sociedad misma la que dispone al arte, sin restar, obviamente, la existencia del vinculo entre estos dos factores,
Para situarnos desde este punto de vista, Ernesto Sabato en “El escritor y sus Fantasmas”, concretamente en el capítulo que responde a la pregunta ¿crisis del arte o arte de la crisis?, reclama la equivocación del pensamiento que expone al arte en crisis, sino más bien, aclara que se trata de, el arte de la crisis, con la deshumanización de este y la separación entre el artista y su público, el cual señala cómo deshumanizado, diferenciando los conceptos entre humanidad y público, considerando este ultimo como objetos fabricados en series, modelados por el estándar en la educación, mediatizados y embutidos en realidades de consumo, del sistema fascista. Con esto aclara que el arte de cada época transcribe, una visión del mundo y el concepto que esa época tiene de la “verdadera realidad”. Pero en este sentido, la verdadera realidad del mundo actual se sitúa en la relación social mediatizada por un conjunto de imágenes, donde las condiciones modernas, como la mercancía, atrapan al artista y lo desvinculan de esa mirada externa hacia la sociedad y lo introduce a ella y a su dispositivo de valor y mercancía.
Según Guy Deborn, en “La sociedad del espectáculo”, el dispositivo contemporáneo que regula nuestro régimen escopico es el espectáculo, entendiéndose este cómo la visión de un mundo objetivo que mediante la tecnología constantemente se refiere así mismo, prefiriendo la imagen de la cosa, que la cosa en sí, a su vez el espectáculo se muestra como la sociedad misma. En esta situación nuestro régimen escopico se presenta como un orden lleno de sentido, donde el principio es el final y se comporta como un mecanismo perfecto y absoluto, donde el artista, llamémosle productor, no puede escapar, pero sí puede generar un pensamiento crítico. Según Hernandez-Navarro, en “Resistencias a la Imagen”, menciona la importancia de mirar con recelo y no creer todo lo que de alguna forma estamos viendo en imágenes diariamente, hay que generar constantemente una sospecha de lo visible, ya que apunta que todo no puede ser visto, ni sabido, y también el engaño como la manipulación de los dispositivos de poder. “El espectáculo es el discurso interrumpido que el orden presente mantiene consigo mismo, su monologo elogioso. Es el autorretrato del poder en la época de su gestión totalitaria de las condiciones de existencia. La apariencia fetichista de pura objetividad en las relaciones espectaculares esconde su índole de relación entre hombres y entre clases: una segunda naturaleza parece dominar nuestro entorno con sus leyes fatales”. La Sociedad del espectáculo, p25. El espectáculo según Debord, no es producto de un desarrollo natural de la tecnología, sino más bien, es la forma que elige su propio contenido técnico, se muestra a la sociedad como una instrumentación natural de desarrollo tecnológico, inocente y neutro, pero en verdad según Debord, constantemente se ve convenida en su auto-movimiento, en su grafica absoluta y perfecta. Hernandez-Navarro afirma con respecto a la técnica y los avances de esta como los de la óptica, y la historia de las ideas, podrían contribuir a un cambio drástico en los modos del conocimiento visual, menciona un cambio radical de la” verdad visual”, la misma que según Sabato, es sólo transcrita por el Artista.
Para Hernandez-navarro, existen 2 regímenes escopicos, desarrollándose paralelamente, por un lado, tendríamos según el autor aquel que intenta llenar todos los vacios por medio de la mercancía, el objeto y la imagen, basándose en la transparencia, la visualidad y la vigilancia, Hernandez-Navarro lo va a llamar “ocular-centrismo expandido”, el cual se dedica a elimina todos los tiempos muertos, todos los puntos ciegos, en este sentido Debor lo define; “el espectáculo como tendencia a hacer ver por diferentes mediaciones especializadas el mundo que ya no es directamente aprehensible, encuentra normalmente en la vista el sentido humano privilegiado que fue en otras épocas el tacto: sentido más abstracto y el más mistificable, corresponde a la abstracción generalizada de la sociedad actual” La Sociedad del espectáculo, p21. La certeza de que lo visual es realmente verdadero y la ausencia de lo iluminado como no existente, o indiferente al medio, generan que el valor de la imagen tenga mucho poder, social, político y económico. Este valor, en el ámbito del consumo se desglosa entre el valor de consumo y el fetiche, este último como un elemento inmaterial, de carácter metafísico he individual, que se conjuga de forma social y se presenta constantemente en el mercado cómo “la solución de lo deseado”, en este sentido el fetiche el valor añadido a los productos, objetos, servicios e imágenes de consumo. Es precisamente en este régimen, donde todo es constantemente convertido en “producto” consumible para el mercado, en esta situación el Artista no se puede oponer o apartar de no pertenecer a él, porque esta en ventaja con respecto a sus adeptos, estos han sido constantemente modelados he indicados para el que hacer de sus vidas, de una forma que al sistema o dispositivo de control, le interesa. Es en esta posición donde el Artista ya deja de serlo, para ser productor, producir para consumir, de ese sistema es imposible salir. En la lectura al texto “The Matrix” de Slavoj Zizek, tuve la posibilidad de visualizar el funcionamiento hermético y totalitario de este régimen esópico, donde, gracias a la comparación con el referente de esta película, pude entender, dejando de lado la ficción de la película y rescatando los rasgos importantes para mí, en el dominio directo de la sustancia social, la realidad virtual de las imágenes, como una realidad relativa y carente de verdad. En este sentido es importante aclarar que la imagen digital es una abstracción de segundo grado que al ser presentada en una pantalla de aparato digital, pasa a ser de tercer grado, por su nivel de abstracción (código binario) igual que el lenguaje. Si estamos sumergidos constantemente en estas imágenes llenadoras de vacios siendo constantemente abstracciones de lo referido, vivimos en un mundo bastante similar al “concepto” de “The Matrix” porque crea una ficción totalitaria de la visión y genera la ilusión de que no existe nada que quede oculto, y si detrás de esta ficción, como menciona Debord, “pareciese que una segunda naturaleza, controlara en vez de seguir un curso natural, creo que las estrategias de el dispositivo contemporáneo, no se alejan mucho de este concepto. El artista en este sentido, según “The Matrix” Se entiende, en su representación más heroica, cómo el capaz de luchar, en contra del sistema, esto, cómo para Hernandez-Navarro, es capaz de resistirse a la imagen, 2do Régimen escopico para el autor, personalmente es el que realmente considero interesante para poder generar una labor artística crítica sumergido en este dispositivo.
“Para Kelly, el sujeto es histórico y está localizado y predeterminado tanto generacional como geográficamente para acceder al orden simbólico y ocupar un lugar en la cultura. Sin embargo hay ciertos elementos de la subjetividad, que exceden esas disposiciones lingüísticas y socioeconómicas, y que son en el fondo las que constituyen al sujeto como tal: la falta, el deseo, la imaginación, la sexualidad… el inconsciente, y lo que deriva de ellos, la pulsión de la muerte, la abyección, los afectos o la melancolía; cuestiones todas que desbordan el ámbito de lo visible”, Resistencia a la imagen, p76. En esta lógica Hernandez-Navarro, a lo largo de su texto y en referencia constante a la obra de Mary Kally, “la balada”, nos habla de ese rasgo que hace importante una obra de arte y de la labor del artista, la lejanía mencionada por Walter Benjamin, como la carencia de aura y autenticidad de una obra, según a mi entendido, cómo esa lejanía es provocada por el mercado y cómo existen algunas estrategias para recuperarlas haciendo evidente eso que nos dejan oculto. Sin duda creo que este texto puede alimentar a entidades críticas con su entorno, pero definitivamente no podemos desgreñar del, una solución para el artista, que quiera romper con lo establecido, o salir de esta sociedad donde todos son reflejos o espejos, incapacitando ver o saber con certeza, hay para ello comprender el estadio del espejo, que según Lacan lo define “como una identificación en el sentido pleno que el análisis da a éste término: a saber, la transformación producida en el sujeto cuando asume una imagen, cuya predestinación a este efecto de fase está suficientemente indicada por el uso, en la teoría, del término antiguo imago” El estadio espejo, p1 . En este sentido se postula a que la realidad evidenciada constantemente por el régimen escopico de lo espectacular, refiere constantemente a las cosas, referencias que son utilizadas por nosotros mismos pará identificarnos como “mismos”, en este sentido nos perfilamos en nuestra vida cotidiana gracias a estas imágenes que se mueven en la sociedad a modo de espejos, imposibilitándonos ver más allá que las imágenes mismas, generando un sistema fascista y absoluto, donde ninguna persona podrá superar este dispositivo porque esta atorada, atontada y acostumbrada a vivir de reflejos, y no se es consciente, en este sentido Mary Kelly anuncia la importancia de la interioridad de los artistas, como factor fundamental de la creación, y deja entrever que la falta de esa interioridad y la exageración de los reflejos constantes de realidad que se convierten en la realidad misma generan una fragmentación en el individuo, La postmodernidad guiada bajo un régimen escopico de la mercancía, lo espectacular, lo que no tiene límites ha generado un suerte de fragmentación interna en los individuos y a su misma vez una fragmentación social, donde se exponen por un lado las “Telecomunicaciones” como la facilidad del acceso a redes de comunicación, y el flujo continuo de información, etc… y sin embargo sucede completamente lo contrario, genera una suerte de aislamiento del mundo, podríamos referirnos a “the Matrix” cómo la conexión a ella, la cual no nos permite si quiera tener un mundo interior. La soledad es condicionada por el dispositivo el que nos dispone a aislarnos con todas sus tecnologías, a nuestro alcance, expuestas desde la perspectiva de la necesidad, para vivir a la par de nuestros tiempos, y nosotros accediendo, constantemente para no quedar atrás, y ellos ofreciéndonos más. La obsolescencia programada como estrategia de mercado, es inagotable.
El artista en este entorno entonces, convertido en productor, su obra convertida en producto, puede trabajar en el mayor anonimato, pero, finalmente es dispuesto por el sistema, y es convertido en producto, tanto su obra, como su vida, como su rebeldía, es un estadio inescapable donde la única forma de salir que puedo encontrarle remitiéndome a los textos, es el cambio del régimen escopico, que por definición es histórico, y no dudo, que el tiempo sea un factor determinante para que estos cambios se produzcan, la cercanía más próxima al arte, en este plano contemporáneo, de los aparatos, la tecnología, la ficción y la luz artificial, sería derrocar, hacer caer todos estos aparatos y dispositivos que nos disponen y nos mienten.
Según Hernandez- Navarro en la resistencia a la imagen refiriéndose a Kelly, “una de las pocas maneras de escapar al espectáculo y al campo de la visión del hombres es por medio de una mirada interior, más próxima al tacto que a la mirada masculina, que siempre aleja, distingue y, por lo tanto, distancia al sujeto del objeto”, menciona en este mismo párrafo que el gran problema de nuestra sociedad es su composición falo céntrica, y tanto el régimen escopico como los medios vienen de este concepto. En este sentido la dominación es importante dejarla dice, aunque pareciera ser una utopía, cuando la dominación implica poder, poder implica acción, economía, estabilidad etc.
“la experiencia contemporánea nos enfrenta una y otra vez a situaciones que nos vemos forzados a tomar conciencia de hasta que punto nuestra percepción de la realidad y la actitud normal hacia esta realidad está determina por ficciones simbólicas, es decir, hasta que punto el “gran otro” (que determina qué ha de considerarse como normal y como una verdad aceptada y cuál es el horizonte del significado de una sociedad concreta) no está ni mucho menos fundamentado en “hechos”, tal y como están representados en el conocimiento científico dentro de lo real.” Zizek, The Matrix, pag 6. En este sentido cave mencionar la confusión de la realidad con lo inventado, refaccionado y presentado como real, con el único fin crearnos una realidad aparentemente inexistente pero ofertada por el mundo del mercado y sus productos, haciéndola a su misma vez, real y apareciendo en la vida cotidiana de todos como una realidad.
En esta perspectiva el artista, debería encontrar las estrategias necesarias, para generar una entidad crítica, ya que la economía y los intereses políticos fascistas dependen de nosotros, como hoy nosotros dependemos de ellos, podemos decir que el sistema dispone y nosotros disponemos al sistema, si es así, creo aun queda abierta la posibilidad de un cambio, a temporal a nuestro régimen escopico, pero un retorno natural a el desarrollo de las tecnologías.
A modo grafico puedo imaginar, un circulo que delimita en su interior todo lo representado, una cantidad de representaciones las cuales no nos deja ver las cosas en sí misma, todos cómos parte de este círculo y llevamos una r1, r2, r3 , todas reflejándose constantemente unas con otras, donde en su centro, existe una gran R, de oro, brillante hipnotizante que juega con nuestros deseos, con nuestro inconciente, sin poder escapar del circulo, aunque caminemos por el limite, a nuestra derecha o a nuestra izquierda siempre veremos nuestros reflejos, imposibilitando visualizar que hay mas allá. Eso genera vértigo, lo desconocido, el sistema nos dispone a estas cosas mediante el miedo, y así controla, podemos imaginar que se acaba el mundo, pero somos incapaces de pensar que se cae el sistema capitalista.
Creo una función importante del artista en este régimen escopico es, ser consientes de lo que sucede a nuestro alrededor e intentar repactar la comunicación entre las personas y conseguir la unión, disolver la fragmentación causada por los aparatos electrónicos y volver a hacer una sociedad didáctica entre todos. Los aparatos son aparatos sociales que de algún modo se convirtieron en aparatos individuales donde ha provocado muchos “pequeños yo” según zizek. Es necesario rescatar o hacer consiente la mediatización de las personas mediante la imagen”. No se puede escapar del sistema porque este sistema fue creado para dar un sentido y un orden, desde el lenguaje en adelante, entendiendo que para no ser parte de este, para no componer este sistema debiésemos, no tener lenguaje, estar abstraídos a cualquier asunto externo, no comunicarnos ni si quiera señalarnos.
“Al término de la empresa histórica de una sociedad por no reconocerse ya otra función sino utilitaria, y en la angustia del individuo ante la forma concentracionaria del lazo social cuyo surgimiento parece recompensar ese esfuerzo, el existencialismo se juzga por las justificaciones que da de los callejones sin salida subjetivos que efectivamente resultan de ello: una libertad que no se afirma nunca tan auténticamente como entre los muros de una cárcel, una exigencia de compromiso en la que se expresa la impotencia de la pura conciencia para superar ninguna situación, una idealización voyeurista-sádica de la relación sexual, una personalidad que no se realiza sino en el suicidio, una conciencia del otro que no se satisface sino por el asesinato hegeliano” Lacan Estadio del espejo pag 5.
Sumergidos en estas problemáticas de desplazamientos continuos, no nos queda más como dice Hernandez Navarro que sospechar de todo, y mirar con sigilo.

Andrea Granados Topp

Bibliografía
“De lo inmundo” Jean Claire
“La sociedad del espectáculo” Guy Debord
“Resistencia a la imagen” Miguel A. Hernandez-Navarro
“The Matrix” Slavoj Zizek
“Estadio del espejo” Lacan
“El escritor y sus fantasmas” Ernesto Sabato

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